domingo, 4 de diciembre de 2016

Mini historia #4 Mi pequeño sueño

Querido amigo:

El otro día soñé contigo. No es la primera vez, y sé, que tampoco será la última. Cada cierto tiempo ocurre.

Estábamos en el que yo consideraba mi escondite, mi sitio íntimo, donde todos mis pensamientos salían flotando de mi mente, llegando a ti, como si estuviera escribiendo una carta embarazosa, contando lo más profundo de mí. Pero no me importaba, porque sabía que eras a la vez yo, porque me conocías tan bien que nada me daba vergüenza, solo quería saber tu punto de vista, la que a veces tengo más en cuenta que la mía propia por lo valiosa que es.

Creo que me tiré horas hablando, rescatando de mi ser todos los acontecimientos pasados que te habían perdido. Mis alegrías, mis tristezas, mis enfados y mis indecisiones. En un sueño no se puede controlar el tiempo.
Cuando terminé, con lágrimas en los ojos, levanté la cabeza y miré al infinito por un segundo y luego cerré los ojos. Ese momento de paz que se siente al soltarlo todo, y que el viento se lo lleve todo mientras que te da en la cara, fue asombroso, aunque no fuera real. 

Luego escuche dos o tres palabras tuyas, no me acuerdo que lo decías, pero eran reconfortadoras, como siempre. Era lo que necesitaba escuchar en ese momento, a pesar de que ya no recuerde ni el sonido de tu voz. Y, ese abrazo, en un silencio más valioso que las palabras, que daba un calor enorme y me hizo volverme segura, como cientos de veces.

Y sin decir nada más, nos sentamos a volver a mirar el infinito, en mi sitio especial, hasta que sonó la alarma del despertador. En ese momento se acabó la magia y empecé a llorar obligando a la almohada a llevarme de nuevo junto a ti. No me sirvió de nada, y por mucho que intentara alegrar la cara al día siguiente, no pude.

La gente me preguntaba que me pasaba, pero no sabía que responder ¿Cómo respondes a eso? "Es la culpa de un sueño, que me ha hecho tan feliz sin saber realmente por qué y no quiero estar aquí" Me dediqué  a escribirte con papel y lápiz, pero por circunstancias de la vida ha desaparecido mi pequeña historia. Será que a lo mejor no debes leer esto, no sé. A veces hay que seguir el destino ¿no crees?

Sin duda, a pesar del tiempo y de algo que nunca te dije, hoy te digo gracias. Gracias por todo, por lo que se vivió en su momento. Nunca puedo olvidarte, porque a veces cuando me siento sola, apareces en sueños. Puede que no fueras mi amigo, sino mi ángel de la guardia. Quién sabe, no sé interpretar sueños, y la verdad es que no quiero, no quiero perder la magia de esto. 
El día que dejes de visitarme, puede que sea porque ya haya encontrado una felicidad estable, y no necesite de tu ayuda. Por eso creo que no debes leer esto, para de que tiempo corte por lo sano, y mira que es fácil hacerlo llegar. El tiempo es mi mejor medicina.
Hasta la próxima vez, o puede que no.
                                                                  
                                                                                                             De tu pequeña Theresa.

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