lunes, 14 de agosto de 2017

Decorando con palabras #5



Pasear a Copo se había vuelto una costumbre antes de ir a clase. Cada mañana estaba llena de un mar de sorpresas en esta nueva ciudad, y eso me alegraba el resto del día.
Esa mañana tocó el puerto. Estaba bastante tranquilo, no sabía si porque los marineros ya había salido al mar a trabajar o porque fuera demasiado temprano para ellos. Sea la razón por la que sea, me gustaba el lugar. Pude andar bastante por el paseo marítimo cercano en un ambiente de paz y soledad que me relajó.

Sin embargo, hubo algo que me cautivó.
En un pequeño muelle cuidadosamente retirado, como si estuviera ubicado para que pasara desapercibido, había una mujer tumbada en el borde. Recordaba muy bien la sensación que sentí al verla allí. Yo, desde el paseo, en tierra firme; y ella, en el límite entre la tierra y el mar.
Esa emoción me hizo entrar en el muelle a través de sus tablas de madera. Era más viejo de lo que aparentaba. Copo corrió y se acerco a la mujer. Ella, en vez de asustarse, se incorporó y cogió a Copo en brazos. Ya no me quedaba más remedio que acercarme hasta ella.

Al llegar a su lado, vi que a parte de ser joven, era bastante guapa. Sin embargo, me abrumaba de ella otra cosa, la cual no entendía que era, pero me hacia sentir la necesidad de sentarme con ella a mirar a la lejanía en horizonte, por donde el Sol estaba a punto de salir.

Copo se quedó dormido, pero ella le dio un sorbo a su bebida y empezó a hablar.

"14 de Septiembre del 2006. En esa fecha empezó mi vida de nuevo. Era un poco más mayor que tú, 25 años tenía. Pero eso no importa, porque a pesar de lo que digan, a la hora de hablar de sentimientos, la edad no es inconveniente.

Estaba llegando con mis amigos por esa zona de ahí, con una pequeña embarcación. Por ese momento no existía el puerto que hay a poca distancia de aquí, en el pueblo era raro navegar para comercializar. Era más por ocio. 

Se nos ocurrió la idea de, por esas rocas que ves ahí a la izquierda, subirnos trepando y tirarnos. En esa edad no percibes el peligro de la manera que realmente lo es. 
Me subí rápidamente, era más rápida que mis compañeros, y me tiré. Sí, así fue. 
No sé de quién fue ya la idea de subirnos ahí, tampoco importa, pero no sabía la profundidad del agua a la que nos tirábamos, estaba claro.
Al caer, en una de las piernas me di un gran golpe del que no fui realmente consciente hasta que salí a flote. 

Mis amigos, al darse cuenta, me subieron a la barca y me llevaron al muelle, mientras que llamaban al 112 a por ayuda. Al subirme al muelle, vi, a través de las pocas fuerzas que tenía, la desesperación y el miedo en los ojos de mis amigos. Ellos temían por mi vida, y yo había pasado el punto de sufrimiento a aceptación de lo que venía.
Alguien llegó y me empezó a tratar, a hablarme e intentar espabilarme. Supuse que eran los médicos de urgencia, pero no. Era una joven de mi edad, la cual había visto alguna vez en el supermercado. Me dio algún tranquilizante, hizo más cosas que no llegue a sentir, y,a pesar de no entender nada, ya que mis amigos estaban diciéndole que me dejara, me sentí mejor. Al minuto me desmayé.

No sé cuánto tiempo pasé dormida, pero me desperté en una pequeña habitación del hospital. Estaban mis padres y la chica que recordaba entre sueños. Ahora llevaba una bata, por lo que supuse que era doctora. Me dijo que había llegado a tiempo para que la herida no fuera peligrosa.
Seguramente, si ella no hubiera estado cerca del lugar, no estaría despierta.

Y, con el paso del tiempo, empezó a surgir algo. Al principio pensaba que era admiración y deuda, por haberme ayudado, pero luego fue algo más. 

Me la encontraba todos los días en el muelle. Yo, venía a sentarme aquí, por cualquier razón, hasta el punto que cada día ponía una excusa para poder estar. Ella, corriendo antes de ir a trabajar al hospital. Así me encontró ese día, y así me encontraba todos los días.
Al principio era nervios lo que sentía, pero al final fue amor. Lo sabía de la misma manera cada vez que la miraba a los ojos.

Paso a paso, empezamos a salir, y conocernos más informalmente que lo típico de doctora y herida. Era un encanto de persona, y, por lo que ella me decía, yo también. 
Nos comprometimos, nos casamos, y conocíamos mundo. Cada escapada era un aventura. Cada momento junto a ella era una bendición.

-Perdona, ¿Qué hora es?"

Estaba tan metido en la historia que me estaba contando la muchacha que no me di cuenta que me estaba preguntando en realidad qué hora era. No quería que entablara conversación conmigo, quería que me siguiera contando.

-Son las 8:45- Iba a llegar tarde a clase, y lo raro era que no me importaba ¿Qué me estaba pasando?. Mientras, ella le dio otro sorbo a su bebida. Entendía que necesitara una pausa.

"Faltan diez minutos. 

Después de 10 años, yo seguía viniendo aquí, pero ella no. Había días que trabajaba más temprano, lo cual nos partía el corazón. Yo mantenía la tradición por las dos. Me traía mi portátil y hacía los negocios de mi empresa.
Me sonó el móvil y no conocía el número. Me asusté, y más diciéndome que era del hospital, aunque no resultó ser nada grave. Había un pequeño que necesitaba un trasplante de médula urgente, y mi esposa (aunque nunca la llamaba así, era demasiado posesivo) era compatible.
Nos alegramos muchísimo, puesto que, ya no solo como médica, sino como una persona normal, iba a ayudar a un pequeño a vivir.
Fuimos al hospital, y rellenó lo necesario. 
La felicidad era notable en ella, y cuando llegó la fecha de la operación, más todavía. Todo salió espectacular. Ver al pequeño sonreír lleno de vida, nos llenó la nuestra también.

Sin embargo, a las 8:55, un tal día 14 de Septiembre de 2016, el corazón se me paró. 
Me volvieron a llamar del hospital, pero esta vez sin buenas noticias. Ella se había desmayado sin razón aparente y estaba ingresada. Fue todo demasiado rápido, y al llegar yo, ya había gente llorando. Algo había salido mal, no daban esperanza. Solo me dio tiempo a entrar a verla, cuando me vio, sonrió y cerró los ojos.

Doné los órganos, como ella había querido, y lo que quedó de ella, lo esparcí en el agua de este muelle. Nunca sentí un vacío tan grande en mi corazón.

Intenté recuperarme. Venía aquí todas las mañanas, luego me iba trabajar, y dormía. Era una rutina que con el tiempo se volvió estúpida, sin fundamento.

Luego, te descubrí corriendo por el paseo por la mañana. No sabes la alegría que me dabas. Me recordabas a ella, aunque no puedo seguir engañándome. No puedo seguir viviendo sin un objetivo. Solo quiero darte las gracias por haberme animado en secreto y haberme escuchado hoy. 
Hoy, empiezo una nueva vida, el 14 de Septiembre de 2017"

Y, diciendo eso, terminó de beberse la botella. No sabía que decir. Era una historia de amor que había tenido un final trágico. Quería animarla, decirle que podría salir de esta, pero no era así. Estaba tan vacía por dentro como esa caja de medicinas que había a su lado.
¿Esa caja de medicinas? No podía ser cierto lo que estaba pasando. No tenía conocimientos de medicina ni sabía que hacer en casos de urgencia, pero si sabía que esa dosis de medicamentos podía matar a cualquiera. Solo era cuestión de tiempo que cerrara los ojos y volará con ella.
Así que decidí, a pesar de romperle su futuro, llamar a emergencias. No podía quedarme sentado sin hacer nada.
No me lo impidió. Y, cuando me miró a los ojos después de colgar la llamada, sabía que era demasiado tarde.

...

-Hoy, 14 de Septiembre de 2018, hace uno y dos años respectivamente de la muerte de las chicas del muelle. Así os llaman banco del paseo. Os lo pedí yo mismo, para honraros, por ser vuestro sitio. Eso sí, no quise que lo pusieran aquí, en el mismo muelle, no quería que se rompiera en ambiente del lugar. A Copo le encanta venir por aquí por las mañanas.
Hace un año que me cambiasteis la manera de ver la vida. Os lo tengo agradecido, y muy en mente. Y, como cada mañana, os vengo a contar algo nuevo, y seguro que os enorgullece.
He entrado en la carrera de Medicina.



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Después de una semana de pausa (en verdad es que a mi amiga y a m.i nos dio pereza, y quisimos descansar una semana) volvemos a comentar imágenes. Espero que os haya gustado la entrada de esta semana de esta sección :) No olvidéis pasaros también por when there's no sound para leer otra perspectiva.
¡Un saludo!

1 comentario:

  1. ¡Una entrada muy chula!
    Una historia muy interesante, me encantó
    Gracias por compartirla ^^
    Besitos!!

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